“El hecho de que crezca el empleo parcial o temporal es muy positivo en economías eficientes con altos niveles de ocupación (Holanda), y de hecho los minijobs alemanes cumplen ese papel, pero es un auténtico drama en economías con bajas tasas de ocupación, ya que se resiente la productividad del país (en última instancia lo que mide la Contabilidad Nacional) y enmascara una realidad social implacable: la existencia de enormes bosas de subempleo y precariedad”.
Este párrafo, sacado de este impecable artículo sobre la realidad del mercado laboral en España, sugiere una idea que para mi es central en toda política de desarrollo. Lo que es bueno para una economía avanzada puede ser contraproducente para economías no avanzadas. En términos generales, por muy positivas que puedan ser vistas ciertas innovaciones, es posible que determinadas comunidades o países no se encuentren en disposición de integrarlas.